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domingo, 22 de enero de 2012

TROZOS DE HISTORIA DE LA PROVINCIA DE AMÉRICA CENTRAL


POR
H. Javier Espinosa
H. José Antonio López


La Provincia de América Central
es una Provincia que sabe de pruebas;
una Provincia que ha tenido que afrontar
situaciones muy difíciles
y que siempre ha respondido
manteniendo firme su amor al Instituto.
La salida de Cuba,
la consecuente diáspora de los Hermanos,
su posterior reagrupación,
la expansión de la presencia del carisma marista
por el área centroamericana,
quedarán para la historia.
H. Charles Howard


LA VIDA MARISTA LLEGA A NUESTRO CONTINENTE
En 1886 llegaron los primeros Hermanos a Estados Unidos. En 1889 lo hicieron a Colombia. Y se irán extendiendo al resto del Continente: Canadá (1895), Brasil (1897), México (1899), Cuba (1903), Argentina (1903), Perú (1908), Chile (1911), El Salvador (1923), Venezuela (1925)…
México y Colombia han sido la cuna de nuestro nacimiento como Provincia. Desde Santander (España), llegaron los Hermanos a Cuba en 1903. Posteriormente se formó un Distrito dependiente de México. En 1923 se inició la obra marista en El Salvador con Hermanos procedentes de Colombia. Más tarde, las comunidades de El Salvador y Guatemala formaron el Distrito de Centroamérica. En 1949 se creó la Provincia de Cuba-América Central mediante la unión de ambos distritos, el de Cuba y el de Centroamérica.
La historia de estas épocas sabe también de persecuciones y exilios. Pero, a pesar de las dificultades, el Señor de la historia conduce a los Hermanos por nuevos rumbos, de tal suerte que otras naciones se benefician de la presencia marista. Sigue realizándose el sueño de Champagnat de llegar a todas las diócesis del mundo, allí donde haya niños y jóvenes carentes de fe y de educación. Para nosotros ese sueño recibe los nombres de Costa Rica, Panamá, Puerto Rico, Nicaragua y Ecuador. Es el celo de Marcelino prolongado en los sudores de tantos Hermanos que han pasado por San Miguel, Coatepeque, David… Son los apuros económicos de Champagnat.
Y que nosotros reviviremos después de la expulsión de Cuba. Son los inicios pobres de La Valla, que nos recuerdan las casitas de madera de las primeras comunidades de Santa Tecla, Santa Ana, Guaynabo, Condega… Es el Montagne que atiende Champagnat y que sigue apareciendo hoy en los rostros de los niños de la calle de Guatemala, de los indígenas de Chichi, de los niños de Ateos, de los Chiles o de Talnique. Son las dificultades de Marcelino renovadas en las épocas de violencia de Nicaragua, El Salvador o Guatemala.
Desde 1949 la herencia de Champagnat nos ha llegado a través de los Guillermos, Agripinos, Luigis, Ubaldos, Mediavillas, Pablos, Buenaventuras, Honestos, Lucas, Victorinos y de tantos otros que nos han precedido. Y ha pasado por la sangre de Moisés Cisneros, Fernando Cosgaya, Mariano Blanco y Feliciano Merino, igual que por las muertes inesperadas de José Manuel Rodríguez, Gregorio Izquierdo, Félix Andrés, Luis Pérez, Hilario Martínez. Todos ellos, dando su vida por la misma causa de Jesús y su Evangelio.
Es necesario que sepamos interpretar con los ojos del corazón toda esta historia que nos llega a través de las personas, los proyectos, los lugares y los procesos de obras. En toda ella encontramos el rostro de Dios, la mirada maternal de María, las huellas de nuestro fundador y el esfuerzo, callado y generoso, de tantos Hermanos que han dado su vida por los niños y jóvenes de nuestros pueblos. Como recorrido interior podemos descubrir los rasgos de nuestra herencia marista.
Una acotación final, que vendrá desarrollada más extensamente en el último capítulo de la Tercera Parte de nuestra historia. En la historia intervienen siempre las personas como protagonistas y las personas vienen configuradas por la historia. Los sesenta años de nuestro camino han ido tejiendo nuestro perfil marista provincial. Nuestra historia provincial ha conocido guerras y revoluciones. Nuestra historia ha ocurrido en múltiples países con amplia diversidad cultural. Hay Hermanos formados en Colombia, otros en México, Cuba o España. Las comunidades han reunido a miembros de diversas nacionalidades. Nos hemos movido en sociedades del mundo desarrollado y del mundo en desarrollo. Todas estas circunstancias han ido perfilando nuestros estilos provinciales, fáciles a la itinerancia, a la flexibilidad, a una cierta sencillez y austeridad de vida, al sentido de familia, a la integración de las diferencias, a la capacidad de recomenzar, a la aceptación del pluralismo, a la paciencia y a la espera. Son nuestros rasgos de identidad.


Provincia de AMÉRICA CENTRAL
Misionera, internacional y multicultural
La gráfica que está en la página siguiente representa la internacionalidad de nuestra provincia marista. Algunas observaciones:
Nació constituida por 4 naciones; hubo un tiempo que la formábamos 8 naciones y en la actualidad (2010) somos 7.
La complejidad de su historia nos habla de la "disponibilidad" de los Hermanos.
También se señala el año en que se actualizó el nombre: Cuba - América Central.
Nuestros novicios están en Colombia desde el 2005
Línea discontinua: Obra marista que no pertenece a nuestra provincia.







CONTINUARA...