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domingo, 21 de agosto de 2011

Reunion del 18 de agosto 2011 de Mensajeros de Cristo


Etapas del camino
Todo este proceso formativo que ofrecemos tiene como título general Vengan y lo verán.. En él se quie­re destacar que su centro es Jesús de Nazaret y que, llevados de su mano, nos acercamos al Padre y al Espíritu.
Junto a este título general, cada uno de los tres ejes formativos, lleva un subtí­tulo que pretende ser reflejo de su contenido:
- El primero es: Un camino de esperanza. Ésa es la actitud con la que se ha de entrar en este libro y la que se percibe en su contenido.
- El segundo se titula: Hogar en la humanidad. Nos acerca a Aquel que puso su casa entre nosotros y nos acerca a la casa de familia que nos dejó como regalo: la Iglesia.
- El tercero lleva por título: Las brasas del Espíritu. Intenta remover las ascuas encendidas por el Espíritu en los sacramentos y poner en nuestra vida el calor de la santidad, del servicio y de la misión.

 
Todas las demás etapas del itinerario tienen, además, un título particular que las distingue de otras. En el primer eje:
·  ¿Dónde vives?
·    Un camino de esperanza.
En el segundo eje:
·  Con vosotros estoy.
·    Hogar de la humanidad.
En el tercer eje:
·  Las brasas del Espíritu,  para la etapa espiritual.
1. Este camino ha de hacerse, pues, aceptando una invitación: “Venga y vean”.
En principio es posible que no se vea muy claro quién la hace, pero a medida que pasa el tiempo se descubre que la invitación viene de Jesús de Nazaret. Es más, se llega a la conclusión de que Jesús invi­ta en respuesta a nuestra pregunta que antes se le ha dirigido: "¿Dónde vives?".

Cada uno y todos juntos darán los primeros pasos de un recorrido de búsqueda y curiosidad, en el que aprenderán a convivir y a compartir, en el que pondrán en común sus inquietudes y aspiraciones, y des­cubrirán que lo que Dios quiere para ellos no está lejos de lo que ellos mismos desean; comprenderán que la Iglesia es quien más y mejor les puede ayudar a colmar la sed de verdad y de Dios, y verán que no hay mejor compañero de camino que Jesús de Nazaret. Por eso se abrirán a Él con un sí confiado, dejando que les lleve por el camino de la verdad y de la vida, tras un acto de confianza que manifiestan diciendo: "Jesús es el Señor". Esta confesión supone, además, un sí a echar a andar por un camino en el que se concreta la confesión de fe en Jesús.

A esta primera etapa se crea un clima de búsqueda, se despierta el interés por la fe, se despejan dudas y recelos y se escucha una primera, sencilla y esencial proclamación de la Buena Noticia, con un primer anuncio de Jesús de Nazaret, muerto y resucitado por nosotros y por nuestra salvación.

2. De la mano de Jesús, se sigue caminando por un camino de esperanza. Se conoce una historia, que apunta toda ella a un futuro que colma las aspiraciones de la humanidad. Se trata de la historia de los favores de Dios, por eso la llamamos Historia de la Salvación.

Dios crea al hombre y las cosas; las crea buenas y las pone a disposición de los seres humanos, pero és­tos se apartan de El y apartan a las cosas de su destino; sin embargo, el Creador no sólo no les aban­dona, sino que va corrigiendo la orientación que el hombre quiere darle a su vida y le encamina a una nueva regeneración.

En ese camino de esperanza Dios se sirve de unos hombres y mujeres, que colaboran por fe en sus pla­nes, y de un pueblo, que se convierte en depositario de las promesas de Dios y en ámbito en el que éstas van a hacerse realidad no sólo para él, sino para todos los hombres y pueblos de la tierra. Con re­yes, profetas, sabios y creyentes va preparando la venida del Mesías, centro de la historia y autor de nuestra salvación.
               
Se descubre que Dios camina con cada hombre en su historia.

3. "Con ustedes estoy". La formación continúa con un recorrido por la vida y la obra de Jesús. Día a día aprenden a reconocerlo y a identificarlo, acercándose a su persona y a su mensaje, para ha­cerlo vida y así seguirle en sus criterios, en sus actitudes y en sus obras.

Todos los misterios de la vida de Jesús, desde la infancia hasta su muerte y resurrección, pasando por su actividad pública, en la que proclamó el Evangelio del Reino, se ofrecen para la reflexión colectiva y pa­ra el crecimiento y profundización de la fe.
Se termina contemplando el misterio de su muerte y descubren la vida nueva que nos viene en Cristo Resucitado, al que se le reconoce como Señor de la vida y autor de la nueva humanidad.

En estos temas sobre Jesucristo aprenden responder al segundo creo, confesando: "Creo en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, muerto y resucitado que nos vincula a su vida".

En esta confesión reconocen que Jesús es el centro de la vida del cristiano y comprenden que al decir "Creo en Jesucristo" todo en ellos cambia y adquiere un nuevo horizonte.




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