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lunes, 24 de octubre de 2011

NOTAS DEL VATICANO

Reformar la arquitectura del sistema financiero mundial

Propuestas de la Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz

ROMA, lunes 24 octubre 2011 (ZENIT.org).- En su intervención en la rueda de prensa de presentación de la Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz “Por una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una Autoridad pública de competencia universal”, el profesor Leonardo Becchetti afirmó que “la crisis financiera global es una oportunidad para reformar la arquitectura del sistema financiero mundial, reforzar la Unione Europea desde el punto de vista de la armonización de las políticas fiscales, procediendo de manera más expeditiva hacia la meta de una unidad política, e aumentar la disciplina de las políticas fiscales nacionales”.

El profesorBecchetti, docente de Economía política en la universidad romana de Tor Vergata, señaló dos caminos por los que avanzar:

El primero, construir un conjunto de reglas de gobernanza global que en lo posible sirvan de marco a la acción de las instituciones globales.

El segundo: reformar el sistema financiero internacional con una serie de propuestas específicas.

Sobre el primer punto, subrayó que “la gobernanza global es urgente y necesaria para superar la asimetría entre la globalización de los mercados globales y las reglas que siguen siendo sobre todo nacionales”.

“La globalización --explicó- nos hace cada vez más interdependientes y hace prácticamente imposible desinteresarse de los problemas de otros países un tiempo lejanos,” e ilustró sobre las consecuencias tipo ‘dominó’ que hubo en el mundo, ya fuera la crisis en Estados Unidos o en la Unión Europea, y sobre factores tales como la amplia posesión de títulos del tesoro estadounidense por parte de China, o de los griegos por parte de los bancos franceses y alemanes”.

Sobre las reglas para los mercados financieros, el profesor Becchetti precisó que “el documento hace propias algunas propuestas ya lanzadas por la ley Dodd-Frank en Estados Unidos, y por la comisión Vickers en el Reino Unido, que todavía no han entrado en vigor por diversas dificultades”.

Según el docente de Economía política el punto fundamental sin embargo es el de “devolver a las finanzas al servicio de la economía real”.

Para hacerlo, es necesario: reducir el apalancamiento de los bancos demasiados grandes para quebrar; adoptar la llamada Volckerrule que impide a los bancos comerciar con los depósitos de los clientes y reglamentar de modo más severo el mercado de los derivados que nacen como instrumentos aseguradores.

Una cuarta propuesta se refiere a la institución de una tasa sobre las transacciones financieras, idea que está ganando un vasto consenso.

Para introducir tal tasa existen sin embargo cuatro objeciones principales.

El docente de la universidad de Roma-Tor Vegata informó sobre los argumentos de quienes se oponen a la tasa sobre las transacciones financieras porque: “no se puede imponer si no es a nivel global; no habría ingresos por la fuga de capitales; la tasa aumenta significativamente el coste del capital; la tasa reduce la liquidez de los mercados”.

Según el profesor Becchetti tales argumentos son “falsos o infundados o por la evidencia de los hechos (los primeros dos), o por la falta de pruebas (los otros dos)”.

Una tasa sobre las transacciones financieras –concluyó el docente universitario- “puede ser una etapa importante en el reequilibrio de las relaciones entre instituciones y finanzas, y la recuperación de aquella confianza por parte de la sociedad civil hacia las instituciones financieras de la que tenemos urgente necesidad”.


Mercados libres y respeto a la subsidiariedad

Presentada en el Vaticano la Nota por una reforma del sistema financiero internacional

ROMA, lunes 24 octubre 2011 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio Justicia y Paz presento hoy, lunes, 24, el documento “Para una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una Autoridad pública de competencia universal”, que propone la creación de un organismo a nivel internacional super partes, con una constitución aceptada por todos, capaz de regular las finanzas internacionales, ponerlas al servicio no de la especulación sino de economía real, de la persona humana y respetando el principio di subsidiariedad.

En la presentación de la nota, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, intervinieron el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz; monseñor Mario Toso, secretario del mismo Consejo Pontificio;y el profesor Leonardo Becchetti, profesor de Economía política de la universidad romana de Tor Vergata.

Monseñor Toso explicó que la Nota es “una relectura de la grave crisis económica y financiera en la que todavía estamos inmersos, señalando, entre otras causas, no sólo las éticas sino más específicamente las ideológicas”.

“Las viejas ideologías han visto el ocaso –recordó el secretario de Justicia y Paz--, pero han surgido nuevas, no menos peligrosas para el desarrollo integral de la familia humana. Estas han repercutido negativamente sobre el sistema monetario y financiero internacional y globalizado, provocando desigualdades en cuanto a desarrollo económico sostenible, así como graves problemas de justicia social, poniendo a dura prueba sobre todo a los pueblos más débiles”.

“Se trata –añadió- de ideologías neoliberales, neoutilitaristas y tecnocráticas que, mientras reducen el bien común a dimensiones económicas, financieras y técnicas absolutizadas, ponen en peligro el futuro de las mismas instituciones democráticas”.

El cardenal Turkson precisó que es un documento que estará sobre la mesa del G20 el 3 y 4 de noviembre, en la ciudad francesa de Cannes, de modo que los reunidos puedan imaginar “una reforma del sistema financiero y monetario internacional, en la perspectiva de una autoridad pública de competencia mundial”.

Una propuesta que no significa, como explicó monseñor Toso, “la ampliación actual del G7 en G20”, porque “se trataría de una solución todavía insatisfactoria e inadecuada”.

Según el documento del Consejo Pontificio, “el G20 no responde plenamente a la lógica de Naciones Unidas”, porque “adolece de legitimación y de un mandato político por parte de la comunidad internacional”.

La Nota del Consejo Pontificio trata de pasar del actual “sistema de governanza a un sistema que, además de la coordinación horizontal, disponga de una Autoridad super partes, con potestad de decidir con método democrático y de sancionar conforme a derecho”.

Tal paso, no puede darse sin “el multilateralismo, tanto a nivel diplomático como en el ámbito de los planes de desarrollo sostenible y por la paz”.

En este contexto, monseñor Toso subrayó que la Nota indica que “los mercados financieros son un bien público, no una realidad a demonizar”, aunque se trate de regularlos.

Respondiendo sobre algunas coincidencias con las peticiones de los “indignados”, el prelado mantuvo las distancias, recordando que “la base es la doctrina social de la Iglesia y su centro es la dignidad de la persona humana”.

Además, “no es un documento papal, y ni siquiera de la Secretaría de Estado –precisó el portavoz vaticano padre Federico Lombardi--. Es una aportación del Consejo Pontificio Justicia y Paz. Por tanto, no es de magisterio papal sino de un autorizado dicasterio de la Santa Sede”.

En el turno de preguntas y respuestas, monseñor Toso subrayó que “no se trata de crear un Moloch”, sino una gobernabilidad aceptada por todos porque “hoy nuestro problema es huir del hecho de que pocos decidan por los demás”.

Por tanto, de favorecer “mercados libres y estables, disciplinados por un adecuado marco jurídico, funcionales para el desarrollo sostenible y el progreso social de todos, inspirados en los valotes de la caridad en la verdad”.

Sobre la dificultad de traducción de la palabra gobernanza, el cardenal Turkson recordó que no se piensa en un gobierno mundial, sino que se entiende como un ente con “una buena capacidad de gestionar” y que “respete la soberanía de cada país”.

El presidente del Consejo Pontificio recordó la sintonía del actual documento con la Pacem in Terris, la Populorum progressio, la Caritas in Veritate, y concluyó con las palabras de Benedicto XVI: “La crisis nos obliga a volver a proyectar nuestro camino, a darnos nuevas reglas, y a encontrar nuevas formas de compromiso, que apunten a experiencias positivas y a rechazar las negativas”.

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