TE ADMIRO, en primer lugar por tu valentía en nadar contra corriente como el salmón, para lograr ascender a fuentes límpidas y frescas, no soñadas por la generalidad de la gente.
En estos tiempos, como en tantos otros de la historia, en que los valores del espíritu están tan devaluados y en donde reina la mediocridad, el individualismo, el egoísmo, tú has querido ir por otros derroteros que te acercan al que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Te admiro porque tienes reservado ese día a la semana para juntarte con tus “hermanos fraternos”, como ampulosamente denominas a tus compañeros de fraternidad.
Te admiro porque te veo llegar cansado del azaroso trabajo del día, pero esperanzado en encontrar calor humano, aliento en la oración y luz en la reflexión del evangelio del día.
Te admiro porque con ellos quieres hacer la experiencia de vida en esas dos cortas pero sabrosas horas semanales.
Te admiro porque todavía encuentras algún tiempo al mes para acercarte a aquellos que son los predilectos del Señor: Los pobres y excluidos de la sociedad, a través del apostolado de la fraternidad.
TE ACOMPAÑO con ilusión en la búsqueda incesante del sentido de la vida, en la respuesta acertada ante la incertidumbre y la oscuridad que proyecta la realidad actual.
Quiero ser tu compañero de camino en la encumbrada meta de la realización como persona, como ser en relación con la vida, el prójimo y el Creador.
Quisiera no defraudarte y poder ser contigo un Champagnat hoy, con tus sueños, tus trabajos y tus triunfos.
Mucho puedes ayudarnos a seguir fiel en el camino de Champagnat, viendo tus esfuerzos por profundizar en tu vocación laical marista.
Hermanos y laicos juntos podemos lograr lo que no podríamos alcanzar por separado.
Hoy laicos y hermanos juntos haremos la ruta Champagnat, naciendo al mundo marista en la Vallá, alimentando nuestra fraternidad y espiritualidad en la acogedora casa madre del Hermitage, desplegando el apostolado por los cerros y valles del Pilat, del Bessat, del Puy…
TE PIDO no claudicar en este llamado a ser luz para los demás, en llevar adelante la nueva evangelización encomendada por la Iglesia a laicos y religiosos.
Te pido alimentar tu espíritu con la lectura y reflexión de la Palabra de Dios, a sentir la cercanía de la Buena Madre que, como en Caná hoy nos pide “hacer lo que El os diga”.
Te pido ayudes a crecer a tu familia, tu fraternidad, la Iglesia y la sociedad con el ejemplo y con el ejercicio de la doble vocación de ser discípulo y misionero para estos tiempos.
TE AGRADEZCO porque con tu entrega generosa, nos ayudas a perseverar en el camino del bien y del apoyo incondicional al necesitado.
Te agradezco porque, a pesar de tus múltiples ocupaciones y responsabilidades, apartas un tiempo precioso para tus “hermanos fraternos” y los enriqueces con tu oración, tu reflexión, tu aporte y tu cariño.
“No estamos deprimidos ni tampoco distraídos”, sino muy entusiasmados por la llamada del Señor: “Ven y sígueme”, para cumplir la misión de irradiar al mundo con la luz del Evangelio.
No queremos distraernos con otras llamadas que también nos hacen desde la acera de enfrente, para contrarrestar nuestro crecimiento espiritual y nuestro compromiso de apostolado.
ALABO AL SEÑOR porque sigues siendo luz, fuerza, entusiasmo, compromiso y se puede decir de ti que eres un Champagnat para los tiempos de hoy.
Hno. Feliciano Arroyo
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